Luis Quintana & Marwan



En épocas donde la crisis de los billetes verdes -y no de los estómagos- nos palpan con su esencia incluso en las crudas aceras, hay que ser generoso. Y ante todo, no devaluarse como el Euro o la Plata. Y si de todas maneras no consigues mantener tu estado anímico por encima del índice medio cotizado, medícate con la música. Hazlo como yo: ve a un concierto. Paga una entrada cuyo valor no esté inflado como los globos de las bolsas bursátiles. Que sea un valor desapegado de lo material y surgido de lo emotivo, de las cuerdas de una caja.

Pagas unas horas para que te grapen una sonrisa en la cara. No hace falta pertenecer a la Seguridad Social, leer a Jorge Bucay -cosa que nunca he hecho, por cierto- o aislarte en otra lejana galaxia. Simplemente tienes que ir a ver a Luis Quintana. Primero te dirá que los amores son una cosa tan hermosa como el fútbol y que, de hecho, su frase de ligue es: Entrénate conmigo. Y que si triunfas o fracasas, es como ser la U.D. Las Palmas (o el Borussia en mi caso). También te aconsejará pensar en los felices Antes y que nunca hables de sexo como quien habla de economía. Hay que huir del Euribor y reflexionar sobre cuestiones más importantes. Por ejemplo, sobre los Amores de farmacia o las razones por las cuales oímos a ciertos rockeros y cantautores...¿es el orígen del mundo una Canción paternal?


Y cuando de tanto hablar se cubra el cuello y se escabulle del escenario, te presentará a otro como él, alguien que también estudió cuestiones como la Anatomía de la risa o el Bienestar del malestar. Alguien como Marwan; alguien que yo solía ver en el Galileo cumpliendo sus sueños al tocar junto con Ismael Serrano o riéndose en el Libertad con el coro que le cercaba. Vacilará un poco, ahondará en explicaciones sobre todas sus canciones, pero al final te recitará una Canción de autoayuda y una guía para construir, Palabra por Palabra, un mundo al revés a lo José Agustín Goytisolo. Compartirá contigo y los acordes la idea de que vivimos en un mundo de pancartas publicitarias. Es el consumo material, de la felicidad, del amor, de tu espejo y el que nos espera en un Próximo verano. Te cantará sobre la existencia de los amores del olvido, de Dictaduras de primaveras, de los Paracaídas rotos y de las desataduras que debemos atar si queremos volver a volar con paracaídas. Es mejor seguirle con ejemplo, tomarse unas birras en un local sobre el cual cuelguen malogradas estrellas de neón; que se llame como ese universo paralelo: la calle. Y una vez en casa, buscar un Chándal para resguardarse con una crisis de ansiedad amorosa y vacunarnos contra la crisis numérica de los bancos desolados.

Les dejo con un tema que sonó en aquél bar y que encontré no solamente en mi corta memoria, sino también en el San Youtube:





Comentarios

Azuky ha dicho que…
Soy chicaviera! globitodechicle y hasta Azuu me llaman algunos amigos (una larga y sencilla historia)

Buscando alguna noticia del concierto del viernes en San Google he dado con tu blog...

Me encanta como has descrito la noche del viernes. A mi me cuesta más expresar las cosas con palabras, aunque se intenta.

Ojala viva más noches como la del viernes.

En fin... Un beso!
Diebelz ha dicho que…
Gracias che! Ya te dejé un comentario en tu Blog. ;)
Liedchen ha dicho que…
sin la música, la vida, no sería igual...

Qué lindo esto q escribes, pasaré de vez en cuando.

Un beso

carmen.-

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