Bilbao - New York - Bilbao



«Los peces y los árboles se parecen», pensé mientras se acunaba el zumbido en un instante sempiterno, justo allí, bajo unas alas metálicas. Un rocío perfecto de blancura brotó y atravesó el ojo de buey para quedarse en el regazo de mi padre que, algo inclinado, medía la altura o escrutaba los tibios horizontes de nuestro vuelo. Era irremediable, acaso natural que pensara en esta frase que inicia aquella pequeña pero enorme novela de Kirmen Uribe llamada Bilbao-New York-Bilbao. Entre mis manos sostenía una entrevista que le hacían a este joven escritor que, junto con Unai Elorriaga y Bernardo Atxaga, es uno de mis autores preferidos y parte de la gran referencia que se merece la literatura contemporánea de Euskadi. Andaba leyendo y pensando porque así funciona la memoria, la novela de Kirmen que leí hace unos meses entre apuntes y libros, sudores opositiles y destinos que se hallaban en este vuelo Binter 0890 con destino a Lanzarote. 

«Señores pasajeros, en estos momentos daremos comienzo a nuestro servicio de a bordo, gracias».
Un leve tono me sacude de la meditación. Mi padre, cansado de la prensa que en su día denominó "mentirosa", me intercala preguntas de nada y de todo. A veces se ancla en mis lecturas abiertas. 

-¿Y de dónde es este hombre?...Joer, Kirmen Uriiibe...¡Vaya nombre!...Bis-cai-ga...Buf, véte a saber dónde estará eso.

Con una sonrisa inclinada le corrijo el lapso visual de sus lentes. Explico que él es de Ondarroa, Vizcaya, y que escrito en euskera es Biskaia. Es un punto de inicio sin retorno cuando ambos nos sulfuramos sonrientes con estas cuestiones y construimos un ovillo de palabras. Que por qué no lo escriben en cristiano, que si de verdad tan bueno es, que si el otro libro que leí, Saramago, Lanzarote, los inmigrantes, las vivencias, tus padres, treinta años, Arrecife. Quedo, desinflado, pienso en la memoria y su función.

«Señores pasajeros, en breves instantes vamos a comenzar con el descenso. Por favor, abróchense los cinturones de seguridad y asegúrense de que los asientos se hallan en correcta posición, gracias.»


Kirmen Uribe leyendo a Kirmen Uribe.
Dudábamos si la arisca y ocre tierra era Fuerteventura o Lanzarote. El propio mar era incapaz de moldearnos una idea. Como azulada plastilina, entumeciendo sus olas, exhibía su existencia como un abismo que bajo la luz solar negaba todo temido llanto. Aquel minúsculo ojo de buey albergaba un inmenso paisaje, constante y cambiante a la vez, desafío esporádico de las agujas y las estaciones que, sinceramente, nos tenía absortos. Y yo pensaba. En realidad pienso constantemente. Pensaba en todo y nada durante 40 minutos a bordo del Madeira. Pensaba justo en estas menudencias como, por ejemplo, si alguien se fijaría en los nombres de los aviones y de las chalanas o acaso de los edificios. O en lo que decía Iván Ferreiro unas páginas más atrás de Kirmen Uribe, que todos somos raros, locos, unos marcianos y que lo sorprendente es que nadie suscriba un manifiesto o se proclame públicamente como tal. O que tenía que haber escrito hace tiempo una entrada en mi blog acerca de aquella novela llamada Bilbao-New York-Bilbao sobre la cual delegué mis pupilas antes que en la revisión de temas como la neolitización. Ronroneaba mis pensamientos. Ronroneaba quizás con mucha insistencia al no hallar la manera perfecta de forzar, desequilibrar, moldear una forma y transmitir fluidamente un mensaje. Quería en todo momento calcar el hecho de viajar en un zumbido, hallar una lectura que me calcaba a su vez. Sí, suena confuso si no se sabe que Bilbao-New York-Bilbao trata de un escritor llamado Kirmen Uribe que, durante su viaje en avión a New York, comienza a abrir las puertas del pasado, relatar vidas e historias, reflexionar sobre el proceso de escritura, los recuerdos, todo.



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Estructura especular, pues. Y post especular.

María
Anónimo ha dicho que…
... los recuerdos, todo.

y ahora es cuando me quedo sin palabras

:)
Diebelz ha dicho que…
Gracias a las dos. Me alegro que les haya gustado, pese a que dudaba a la hora de darle al "enter".

Salu2, besos y mucha suerte! ;)
Romano ha dicho que…
Un abrazo desde Buenos Aires,,,
Diebelz ha dicho que…
Otro abrazo desde las islas Canarias, Romano! Ojalá vuelva a Buenos Aires! ;P

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