Pollo con ciruelas


Los astros no han ganado nada con mi presencia aquí y su gloria no aumentará cuando yo desaparezca. Y pongo a mis dos orejas por testigo de que jamás nadie ha podido decirme por qué me han hecho venir y por qué me harán partir. 


Khayyam (1048-1131), recogido en "Pollo con ciruelas", de Marjane Satrapi. 




Tras unos resplandecientes cerezos brotan los sentidos como hebras por el aire. La edulcorada melodía salpica, se desprende de las hojas de un Tar acariciada por las yemas de Nasser Alí Khan. Su rostro apagado soslaya el rumor oculto del latir y hace enternecer a los pájaros que desde los brazos de los árboles enmudecen, censuran su piar. Nasser Alí es uno de los más prestigiosos músicos de su Teherán natal, de su época -allá por 1958-, padre de familia y, aparentemente, es feliz. Pero un día su mujer le agarra el cuello de su amado Tar, frunce su ceño con asaz odio y repugnancia, chilla y rompe su instrumento. Nasser Alí, abatido, abraza su música silenciada, impregna su tez con el goteo de sus lágrimas. Su último refugio ha muerto y tras buscar por todo el país un Tar que se asemeje a la suya y no encontrarla, decide arroparse en unas mudas sábanas y morir. Siquiera su plato favorito, el Pollo con ciruelas, le hará cambiar de opinión. Esperará a que el ángel caído, Azraël, le busque. 


Pollo con ciruelas es, sin duda, una lectura única, ágil, inflado de todos los sentimientos que puede hallarse en un cuento como el que nos presenta la gran ilustradora iraní Marjane Satrapi. A caballo entre la fantasía, el mágico mundo de los cuentos orientales y la autobiografía, Satrapi nos relata con un apabullante lirismo e hilando cuentos e historias de diversa índole para encallar al final en un solo filamento la historia de un hombre que decide morir. El ávido lector se inquieta, sabe de antemano que morirá y rechina en su pensamiento cuál es el motivo por el cual decide, gemebundo, arrancar algo tan valioso y único como su propia vida. ¿Es la muerte de su música una razón tan solemne? ¿Por qué no es capaz de superar sus dudas sobre la almohada, apearse de tal calamitosa decisión? ¿Por qué no le seducen las palabras de sus acodados amigos, hijos, de su mujer?¿No le resulta encomiable prenderse sobre el aroma de su plato favorito, contemplar la belleza tras su ventana, dejarse desnudar por un baño de sol? 

Pollo con ciruelas es, tras el fabuloso Persépolis, una de las más destacadas obras de Marjane Satrapi. Una lectura obligada donde se reflexiona sobre nuestras existencias, el amor, la música y el sentido de la vida. Y tal es así que ya existe una adaptación cinematográfica dirigida por la propia Marjane Satrapi y Vicent Paronnaud, todavía pendiente de estreno en España. Pero mientras todavía se están leyendo este delicioso cómic y esperan en la butaca de los cines, les hago entrega de un extracto de la adaptación cinematográfica en la cual -como en el cómic- Azraël le cuenta a Nasser Ali Khan el famoso cuento del criado y el rico mercader





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