Detachment (El Profesor)



Nunca me he sentido tan profundamente, en un único y mismo momento, tan separado de mi mismo y tan presente en el mundo.
Albert Camus



Las palabras, de repente, se borran. No hay ironía ni ficción presente en la sala de un cine cuyos paneles de esplendor han quedado desguazados y advierte su propio fin. Afuera vagan chicas y mujeres  exhibiendo ser un objeto con faldas recortadas y rostros sin rostros, tan solo borradas con maquillajes. En las terrazas descansan cuerpos erotómanos, hombres y chicos que exhiben su virilidad ante inmensas pantallas, jolgorios y aullidos en torno al deporte rey. Jóvenes enroscados en sí, sin miradas y las yemas prendidas en sus móviles. Nadie. Nadie advierte que un cine, templo inaudito del pasado, está a punto de convertirse en una ruina porque a nadie le incita ver, contemplar, reflexionar, admirar películas cuya lírica y poesía visual computan un valor entrado en crisis. Prefieren un ligero amusement en cines mediáticos, envueltos en amplias butacas y ver vacuas historias de acción y violencia, de risas faltos de originalidad y basadas en desgracias ajenas. No quieren aprender. No quieren reflexionar. No quieren comprometerse. Están levitando en un aire de indiferencia (an air of detachment). Mientras, las palabras de Albert Camus han sido borradas de la pizarra y surgen testimonios urgentes pero plomizos, cansados, de aquellos que trabajaron para evitar esta desgracia. 

Erica (Sami Gayle) y Henry (Adrien Brody) enfrascados en sus soledades
La mirada se adentra en un lúgubre edificio, un instituto cuya alma padece una extraña dolencia. La cámara salta de aula en aula, despacho a despacho y captura rostros ajados y envueltos en tonos grisáceos. La directora del instituto (Maria Gay Harden) es amenazada con la prejubilación y algunos cuervos rondan sobre las fachadas del edificio. Algunos profesores desenroscan pastillas y exhiben máscaras como Charles Seabolt (James Caan) o bien suspiran ansiedades, como la doctora Parker (Lucy Liu). Otros no son vistos, aparecen aislados, invisibles ante los demás. Indiferentes, desasignados, perdidos por una generación que ha perdido valores, que no escucha ni habla, impasibles mastican la indiferencia, se enroscan en la violencia y otros vicios como fuga de escape. Y en ese ovillo gris, en ese cuento de terror de Edgar Allan Poe es donde se sumerge el nuevo profesor suplente, Henry  Barthes (un espectacular Adrien Brody que hace un papelón). Un profesor taciturno, solitario, envuelto en un halo de misterio y que, pese al malestar, casi a punto de ahogarse, intenta cambiar la situación. Fuera como dentro del aula, Barthes intenta aprender y hacer aprender a los demás, mostrarles un mundo apagado y condenado a una muerte súbita. Agencia su propia ausencia para salvar a chicas como Erica (Sami Gayle) o Meredith (Betty Kaye) pero sus fuerzas parecen desinflarse en un mundo absurdo. ¿Estamos condenados? ¿Habrá algún broche de color en nuestras vidas? ¿Seremos el Extranjero o el mito de Sísifo de Camus, la alegoría de algún cuento de Edgar Allan Poe? 

El aclamado director Tony Kaye (conocido por su célebre ópera prima American History X) deja entrever desde los primeros minutos de su obra la intención de realizar una auténtica radiografía de la sociedad actual. Con una cámara inquieta, cutter que sesga primeros planos y da cuerda a los testimonios, Detachment (que por alguna extraña -o no tan extraña- razón han traducido al castellano como El profesor) se asemeja más a la docu-ficción que al drama y cuya intención es despertar al espectador de su sueño. Haciendo uso de un excepcional guión de Carl Lund, Kaye nos exhibe la terrorífica realidad que se derrama por nuestras cabezas. Metiendo el dedo en la llaga, Kaye nos muestra los primeros síntomas de una sociedad que se halla en evolución -o mejor dicho, en involución-  hacia una sociedad pincelada con lúgubres broches. Precisamente en la educación y como consecuencia de los recortes presupuestarios (el cierre de institutos, profesores como el interpretado por Adrien Brody que están preparados y no tienen un puesto fijo), la indiferencia de los padres y de la propia juventud y el lenguaje doblepensante orwelliano de las instituciones de gobierno, se vislumbran estos cambios. La indiferencia o el desapego -que lleva por título esta cinta- define claramente la sociedad que se está germinando. Una sociedad anclada en valores materialistas, vacía en inquietud, servicial al Leitmotiv del monstruoso capitalismo que devora seres humanos y los hace objetos de lujuria, personajes que reviven la Sodoma y la Gomorra, que huyen de sus soledades, soledades que desnutren y vacían a profesores como Barthes, que no tienen rostro, tan solo tristeza en los ojos, que se sacrifican y muestran en su balanza el peso de la insoportable levedad del ser sin ser, de su fracaso. El director y uno de los mayores representantes del cine independiente norteamericano -junto con otros, a saber, Wes Anderson o Jim Jarmusch- hace de la realidad un drama como a la antigua usanza del teatro griego. Llega hasta los rincones más profundos y hace que el espectador salga de la sala desmoralizado y vacilando con los pies, el mentón hundido, desangrado. Con apoyo de una magnífica y melancólica banda sonora de The Newton Brothers ( y una canción que, a mí especialmente me agradó escuchar del genial Ray LaMontagne) y usando a la par un color grisáceo -tan solo con inesperados y efímeros colores que surgen en los momentos felices- Kaye nos despierta de este compungido estado de ánimo sin abandonarlo. Y si al menos no podemos salvar el mundo, ¿podremos salvarnos nosotros? ¿Este cine que se apaga?




Título: Detachment (El Profesor)
Director: Tony Kaye
Guión: Carl Lund
Música: The Newton Brothers / Ray LaMontagne
Fotografía: Tony Kaye
Año: 2011
País: USA
Productora: Paper Street Films
Duración: 97 min.
Reparto: Adrien Brody (Henry Barthes), Marcia Gay Harden (Directora Carol Dearden), James Caan (Sr. Charles Seaboldt), Christina Hendricks (Srta. Sarah Madison), Lucy Liu (Dra. Doris Parker), Blythe Danner (Srta. Perkins), Tim Blake (Sr. Wiatt), William Petersen (Sr. Sarge Kepler), Bryan Cranston (Sr. Dearden), Sami Gayle (Erica), Betty Kaye (Meredith), Louis Zorich (Abuelo).

Comentarios

Yaiza ha dicho que…
Triste es que un cine de estas características siempre esté en la cuerda floja. ¿Quizás también podríamos aplicar aquí el término "detachment"?

La película me encantó. Esa manera tan realista de tratar algo que casi podría parecer ficción y que da, por eso, más miedo. Ese terror del que hablas. Y esa manera de retratar la desesperanza forzada por un sistema que nos controla. Tan de todo y de nada unido en un mismo instante.

Las ilustraciones me parecieron un elemento narrativo muy interesante. Y me encanta esa visión del profesor, cansado de su vida y de luchar para que su trabajo sea valorado; siempre conservando esa extraña ingenuidad, pensando que las cosas pueden cambiar.

Pena que la educación pública vaya por ese camino.

Gran entrada.
Un abrazo, W.!
Diebelz ha dicho que…
Pues sí, por eso pensé en vincular este cine independiente con la propia película, dado que no solamente por vivencia sino por casualidad y coincidencia también considero que anda convaleciente por ese "detachment". Las ilustraciones como la fotografía están pero que muy bien y me gustó cómo daba vida a la cámara. Y bueno, es que -como profesor- me sentí muy identificado con el personaje de Adrien Brody. No sé, nada más salir lo comentamos entre los amigos y algún que otro compañero de trabajo -porque, lamentablemente, no todos van al cine ni leen- me dijeron lo mismo. Y eso da miedo...

En fin, otro abrazo, Yaiza. Por cierto, ya ví la obra de Gervasio Troche. Muy pero que muy bueno. ¡Gracias!
Yaiza ha dicho que…
Sabía que te iba a gustar. De nada! :D
Contradicción andante ha dicho que…
Me gustó mucho la película y esta interesante descripción, la primera vez que vi la película, pasaba por tv y sólo pude ver 30 minutos, pero me costo recuperarme de lo que me dejó sintiendo porque siempre tuve una visión sombría de la vida y esta historia en particular me marcó, te felicito, muy buen post.

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