El cosmonauta


"El recuerdo es como un virus. Es único. Permanece dormido durante años y al despertar se extiende, se divide, se multiplica y puede comerte vivo" 
                                                         - Yulia, en el Cosmonauta (2013)


Desconcertado por su propia existencia, Stas (Leon Ockenden), balancea pesarosamente por el bosque mientras, en su misma posición geográfica, el equipo de rescate dirigido por su amigo Andrei (Max Wrottesley) le buscan delirantes. También ella, Yulia (Katrine De Candole),  se extenúa en hallar al cosmonauta cuyo cuerpo amasado por la vida, anhela fundirse con el suyo tras la oscura lluvia cuyo metrónomo indica un adagio desconsolado. 

Coincidencia o no y pese al tempus fugit sempiterno, el único tripulante del Kolibri se ha estrellado en el mismo lugar de partida. Sin embargo, su cuerpo se halla divagando tras las balaustradas de los radares. Y como si el olvido se hubiera olvidado de olvidar -parafraseando a Mario Benedetti-, Yulia, Andrei y el propio Stas recorren pasados para reencontrarse en ese teatro de la memoria que definiría bien Leonardo Sciascia en otros tiempos. Inmersos en una trama coral y mnemónica, en un suspense existencialista en la cual el espectador reencarna a un Rick Deckard obsesionado con aprehender a la Divina Providencia que contempló, estupefacto, a Yuri Gagarin asirse en el cosmos, los personajes buscan completar un puzzle, una danza cósmica, un destino predispuesto.

El cineasta Nicolás Alcalá -inspirado en la obra poética de Henry Pierrot titulado Poética para Cosmonautas- nos deja alunizar en un lugar instrospectivo, en nuestros universos interiores como paralelos. Ambientado en una época en la cual los seres humanos se hallaban fracturados en dos bloques terrenales pero también alumbrados y enamorados con terneza del cosmos -y más allá de indagar en la carrera espacial y sus buenos como olvidados mártires interestelares-, Alcalá exhibe en su ópera prima una auténtica reflexión sobre el universo mnemónico. Al más puro estilo tarkovskiano, enredando a sus figuras entre ruinas paganas, exhibiendo planos paisajísticos y elementos metafóricos propios del autor de películas como Solaris o El Espejo (por citar solamente algunas y las que considero que están muy presentes en este filme), el joven director español narra una trama exhibiendo una poderosa poesía visual que -cual hebra- se desliza por la narrada a goteos. 

El cosmonauta Stas, perdido en un mundo extraño
El cosmonauta, el hombre lanzado y perdido, el hombre buscado, el hombre hecho memoria, evidencia ser un Tour de Force de mayúsculas. Un filme no apto para megalómanos ni fundamentalistas hollywoodienses, ha tenido que esperar cuatro largos años para verse estrenada, pasando por muchos apuros. Añádesele a esta obra cinematográfica como ingrediente en su preparación un presupuesto en torno a los 800.000 € obtenido a partir del crowdfounding y con la licencia del creative commons para admirarla con todo su esplendor, con toda su sana admiración por ser un Ulises retando a Poseidón, un triunfo ante el olvido, el reencuentro con cine de Tarkovsky made in Spain


Puedes ver la película aquí, on-line: El Cosmonauta

Título: El Cosmonauta (The Cosmonaut)
Director: Nicolás Alcalá
Guión: Nicolás Alcalá
Música: Remate 
Fotografía: Luis Enrique Carrión
Año: 2013
País: España
Productora: Riot Cinema Collective
Duración: 75 min.
Reparto: Leon Ockenden (Stas), Max Wrottesley (Andrei), Yulia (Katrine De Canone), David Barras (Chemolei), Greg Bradford (Nikolai), Hans-Eckart Eckhardt (General Alexandr)

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