Zimna Wojna (Cold War)




“Dos corazones, cuatro ojos, lloran día y noche.Ojos negros que lloran porque no se pueden encontrar.”
Dwa seoduszka, cztery oczy (Dos corazones, cuatro ojos), canción popular polaca.


Que la geometría está a disposición de la realidad y como soporte del mismo no es una novedad. De ahí el espacio y la injerencia arquitectónica, al igual que las fronteras trazadas en los mapas. Aunque la Guerra Fría implica su propia condena como episodio bíblico, el mundo continúa a la deriva con sus contornos líquidos y sólidos y no es descabellado una cierta vigencia, empleo como atrezzo en un filme si además se vuelca en los muros y aduanas de los propios individuos, los interiores. ¿Cómo se gesta, crece y fluctúa el amor entre estas múltiples fronteras? 

El cineasta polaco Pawel Pawlikowski -creador de la genial cinta Ida (2013)- toma como cimiento en su última obra Zimna Vojna (Cold War) algunos aspectos autobiográficos de sus padres, personas que  balanceaban su relación amorosa hasta la desembocadura de la desesperación para dilucidar estos interrogantes arrojados a la encrucijada de la duda. Como un amour fou propio de los filmes de la Nouvelle Vague o reflejo de la obra de Ingmar Bergman, Un verano con Mónica, el célebre director postula sus personajes en un mundo angustiado por fronteras, antagónico como dual y teniendo como hilo conductor aquella canción popular polaca, Dwa seoduszka, cztery oczy, posible seguro de supervivencia. La historia de amor de Wíktor (Tomasz Kot) y la indomable Zula (Joanna Kulig) es una odisea asfixiante propia de una novela propia de Orhan Pamuk, Milan Kundera o bien de Fiodor Dostoievski. Para ello Pawel Pawlikowski emplea un formato anómalo para estos tiempos como es el 4:3 y cincela un metraje en blanco y negro para resaltar los claroscuros de dos mundos y su oculta belleza. Belleza que insiste al postularlos sobre la falla del tabloide como espejos: en una donde la canción de su amor es un canto folclórico; en otra, su reflejo distorsionado, un tema de jazz sereno y aderezado por un sfumato coltrariano rematado con el rock propio de Bill Haley. Dos universos donde los encuadres y travellings son asignados a dos expresiones artísticas -cinematográficas- contemporáneas pero perdidas por las sombras del biombo: se reconoce la iglesia abatida y el canto del río propio de la Nostalgia de Tarkovsky, la filosofía de Bresson, la París de Truffaut y Godard, Michelangelo Antonioni en búsqueda de una banda sonora. Un canto al cine ajeno al blockbuster y su imperio netflixiano de nuestros tiempos. 

Wíktor y Zula en la búsqueda de un lugar fronterizo sin fronteras.

Zimna Vojna (Cold War) no es meramente un periplo amoroso, una oda al cine del tiempo pasado y cuya esencia radica en un abrumador expresionismo y hegemonía de la imagen; es también el interrogatorio ante la posibilidad de descongelar o desdibujar fronteras. Ambos personajes son incompatibles de por sí, empero les une un amor difícil de manifestar, incluso con el silencio. Es una atracción que no se deja dominar en un mundo autoritario, conservador y rígido como el del bloque soviético -personificado en la figura de Zula-, ni en otro opuesto donde la etílica, vanguardista y libre París causa un cierto sentido al sinsentido -personificado en la figura de Wíktor, hombre que adora el jazz y odia la corbata-. En suma, amour fou: a contracorriente, vertiginoso, contestatario, rebelde. ¿Habrá pasaje para los Mares del Sur? ¿Es el verdadero amor un triunfo de la sinrazón como expuso Lope de Vega? ¿Puede existir un mundo sin la imperante reivindicación de la geometría y sus contornos, sus reglas y trampas de juego? 

Sin embargo, uno abandona el cine fumando y tarareando entre bocanadas, silente, aquella canción: 

“Dos corazones, cuatro ojos, lloran día y noche.
Ojos negros que lloran porque no se pueden encontrar.”





Ficha técnica: 

Título original:Zimna Wojna (Cold War)
Dirección: Pawel Pawlikowski

País: Polonia

Año: 2018
Duración: 88 min.
Intérpretes: Joanna Kulig, Tomasz Kot, Agata Kulesza, Borys Szyc, Cédric Kahn, Jeanne Balibar
Guión:< Janusz Glowaki y Pawel Pawlikowski
Fotografía: Lukasz Zal
Productora: 
MK2 Productions / Apocalypso Pictures / Film4 Productions / Opus Film / Protagonist / BFI Film Fund

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