L'Atalante (1934)

-¡Pero bueno! ¿Has cerrado los ojos?
- Claro, no me lo esperaba. Además, ¿qué más da?
- ¿No lo sabes? En el agua se ve al amado. De pequeña vi cosas así. Y el año pasado te vi a tí. Por eso te reconocí cuando viniste a casa la primera vez. 

- Diálogo entre Jean y Juliette, en el filme L'Atalante (1934)

La invención del cine y la esperanza

      La memoria es la búsqueda constante del resarcimiento oculto tras los reflejos de un espejo, del rumor del oleaje. Accionamos una palanca, hojeamos, leemos, captamos imágenes cuya esencia recorren nuestras retinas; percibimos una melodía. Oculto está el recuerdo cuyo idioma desvela que era hijo de un anarquista catalán, el siglo devorando a sus hijos, la muerte; que joven quiso y fue cineasta, precursor del realismo poético junto a Jean Renoir y pese a ser un nombre olvidado. Y después, -así lo deseó la memoria- descubierto, explorado, admirado por Truffaut y la Nouvelle Vague, la estatua ecuestre guiando al Séptimo Arte. Y todo permanece oculto en un polvoriento olvido: el nombre de Jean Vigo y su modesta, gran obra. 
    
       Se requiere de escasos recursos, de sencillas y reducidas dimensiones espacio-temporales para exhibir el sentido y la razón de vivir, las pulsaciones, el aliento, un soliloquio imaginado por Calderón de la Barca, un fumar de Albert Camus. Mostrar una simple historia que narran nuestros antepasados presentes como futuribles, sus simples metáforas gracias a las prestancia y la prioridad de la imagen ante la cámara (el cine de la mirada): sus personajes, el eterno viaje mediante un canal, los gatos, la música, la niebla, el sol pese a la exposición monocromática; las cámaras en planos picados y contrapicados, bajo y sobre el agua, la imaginación y su búsqueda en lo tangible de nuestro universo. Y sí, una barcaza llamada L'Atalante ("la más rápida").


       Jean Vigo, autor combativo, libertario que fue recordado incluso durante el Mayo del 68 por otra obra suya como fue "Cero en conducta" (1933), filmó una obra capaz de cortar la respiración. ¿Fue involuntario? ¿Supo que, inminente ante su muerte, la vida era esto? Como un orfebre de la imagen -como poeta, como cinéfilo que era- contrapone la realidad y el deseo, el sueño y su mundo onírico ante la vigilia; los anhelos frente a la cruda realidad, la búsqueda de la poesía en la palpitación de las horas, ocultos en lo aparentemente banal del transcurrir de los días, en las ciudades y sus puertos que se perfilan ante sus costados mientras navegan por el tiempo carente de eternidad, portador de un destino final y sus limitaciones, sus fronteras. Enfrascados, confinados en un universo que les impide navegar más allá de Le Havre, ¿se puede vivir? Vibra en esta cinta un cierto existencialismo camusiano, una idea de la bondad humana en un mundo crudo, el deseo libertario, la búsqueda de un libertad siempre reformulada, amenazada como la esperanza. ¿Debemos inventarla, tal y como recordaba Albert Camus? Minucioso y no ajeno a la realidad social, a las condiciones y su lectura anarquista, Jean Vigo dio testimonio de la breve existencia humana con una obra cinematográfica semejante a un poema de Oliverio Girondo, a una canción de Jacques Brel o Mano Solo, quizá a un cuadro de Claude Monet. L'Atalante no es una mera historia de amor, es la justa memoria, el legado, el nombre y el goce estético, el cine en estado puro bajo las acristaladas aguas del olvido; el rebobinar y la pulsación al play cuando buscamos consuelo o evocar lo que verdaderamente importa en nuestras existencias. 



FICHA TÉCNICA 
Título: L'Atalante
Año: 1934
País: Francia
Duración: 82 min. 
Dirección: Jean Vigo 
Guión: Jean Vigo, Albert Riera, Jean Guinée
Música: Maurice Jaubert
Fotografía: Boris Kaufman, Louis Berger
Reparto: Jean Dasté (Jean), Dita Parlo (Juliette, la jefa), Michel Simon (tío Jules), Louis Lefebvre (chico de a bordo), Gilles Margaritis (vendedor ambulante) 
Productora: Jean Louis-Nounez

Comentarios

nmj.graphiteart ha dicho que…
Si se asemeja a un poema de Oliverio Girondo hay que verla 🙂
Diebelz ha dicho que…
Quizá exagere pero el filme de Jean Vigo siempre me ha parecido pura poesía. ;)
nmj.graphiteart ha dicho que…
Anoche vi la película, por fin, y quedé traumatizada. Me sentí totalmente "muerta" porque yo no sentí ninguna historia de amor, o al menos, lo que para mí es "amor". Así que volví a tu post por si podía aclarar algo... Y quiero pensar que tu última frase "L´Atalante NO es una mera historia de amor..." posiciona en muy segundo plano ese argumento romántico que excuso por la época que era y que lo mágico de la película radica en realidad en todo lo que expresas a continuación (la estética, su legado...). Si no es así, el romanticismo ha muerto para mí :(
Diebelz ha dicho que…
Sí, ante todo está la estética, el intento de todos sus personajes por evadirse de los muelles y buscar un bregar (o bogar) hacia un 'cachito' de felicidad que se puede hallar hasta en lo cotidiano. Creo que también hay mucho amor y bondad en personajes como el tío Jules -hacia los gatos incluídos-, pero no me centraría en la pareja, ni mucho menos.
nmj.graphiteart ha dicho que…
Vale, así sí puedo sentirla entonces. Gracias...

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