John Dos Passos - El número uno

«En este país hay cosas con las que hay que tragar y otras contra las que hay que rebelarse…Lo malo contigo es que te dejas convencer por cualquier predicador de tres al cuarto. Sois todos iguales…Pero este tipo tiene una vena chiflada.»

- Jerry Evans, en El número uno, de John Dos Passos (1943)


   

    «¿Qué demonios es esto, una feria de ganado?», se pregunta Jerry Evans tan incrédulo como un ateniense en épocas de Platón, acaso semejante a un ciudadano de este difuso presente cuya imprudencia le llevó a encender el televisor y contemplar una barahúnda dando vítores y berridos de sí, mientras un rótulo desfila en la parte inferior de la pantalla anunciando el segundo triunfo de Donald J. Trump en unas elecciones presidenciales. Y con algo de sorna, acaso inapetente, Evans descubre que es tan solo el inicio de la carrera política de un tal Homer T. Crawford, un sureño aspirante a senador que descubre y crea un tal Tyler Spotswood. «En un país donde hay demasiada comida, demasiada ropa y demasiadas casas, senador, no se me ocurre otra explicación que la codicia y la usura para que haya tanta gente desnuda y sin hogar», llega a decir Crawford, Chuck para los amigos. Y eso precisamente le gusta a Tyler, la oratoria de Chuck, capacitada para persuadir a cualquiera. «Tyler sintió por un segundo la misma oleada de fe, cálida y relajante para los músculos, que había sentido la primera vez que lo había oído en una tribuna pública. Le entusiasmaba la voz de Chuck». Pero según va conociendo las mentiras, el cinismo, la verdadera fe e idea sobre la política de Chuck, Tyler, ya convertido en asesor del candidato al Senado, comienza, análoga y gradualmente, a multiplicar las copas de Martini y las botellas de whisky. Porque consciente o no, sabe que algo se está truncando. 

       En la ficción política Number One (El número uno, 1943), John Dos Passos esboza y advierte sobre los peligros del populismo inspirado en el político Huey Long que también sirvió de piedra angular para la distópica obra It can’t happen here (Esto no puede pasar aquí, 1935), de Sinclair Lewis, así como para All King’s Men (Todos los hombres del rey, 1946), de Robert Penn Warren. Pero a diferencia de las otras citadas obras, Dos Passos, con su pulcro y elocuente estilo, pone el énfasis en quienes permiten el ascenso del populismo y amenazan así a la democracia, siendo solamente conscientes cuando ya es demasiado tarde. Intercalando la lírica búsqueda de lo que se considera el pueblo y el ascenso de Chuck Crawford, el escritor oriundo de Chicago configura un relato conciso como oscuro y en el cual también se vislumbran dilemas morales surgidos por un paulatino retroceso de los ideales, renuentes frente al avance de una sociedad cada vez más individualizada, enajenada y cegada por el lucro y el poder. Ideales, al fin y al cabo, olvidados en un remanso del pasado que Tyler no alcanza a hallar para calmar su sed. ¿Abrirá otra botella de whisky? Quién sabe...

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