Crónica sentimental de un año: 2010
Negados a ser y morar
Destapan el frasco de polvo y se van
Se van lo mejores
Ausentes de todo poder
Abrazan la luna del amanecer
Así, abrazados a la luna del amanecer, se fueron los últimos guardianes de la razón, de los ideales que Zygmunt Bauman ve liquidarse como líquido de nuestro universo. Sin un Labordeta capaz de rugir un urgente "a la mierda", sin un Saramago más nobel que el actual, que continuara recordándonos nuestra condición de barro, de ceguera y esporádica -revolucionaria- lucidez para observar que uno no es que sea pesimista, sino que el mundo es pésimo. Pésimo como ese desguace del Estado del bienestar que realizó el gobierno de Zapatero y aplaudía, relamiéndose e insultando, la oposición de Rajoy que brindaba una borrachera tras otra con las encuestas sobre intención de voto que publicaba la Academia de Álex de la Iglesia. En ese círculo donde se le mima a Almodóvar y el glamour estratosférico, extraño, asfixia la primera película sonora del mundo cantada por Conchita Piquer, Luis Tosar de malamadre recogió el sueño que el niño de Conan busca, cual Baby Jane, en las ruinas de la melancolía televisiva. Melancolía que lloró aquella caja, ya plana y sin toritos ni bailaoras, por el Fin definitivo de los últimos resquicios de una época entrañable y docta en vivir la vida en todo su esplendor. Se apagaba esa voz temblorosa y dulce de Manuel Alexandre que pintaba los barcos en ciudades berlangianas como Calabuch o sonreía la felicidad por una cestita de navidad:
-¡Perdiz escabechada, foie gras, jamón en dulce! ¡Vamos a comer a la moderna, como los americanos!
Frases que ahora se deben rebobinar como aquellas películas de Berlanga, maestro del cine por excelencia y que se despidió también de los televisores de antaño para rodar otra película con sus enfants terribles en la memoria del celuloide. Precisamente en esa caja que suprimía la publicidad en La1 y La2 de nuestra infancia, se atisbaban las ruinas de una Haití muy semejante a los infiernos de Dante y que Forges recordaba durante 365 días en los quioscos, bares y hogares de millones de humanitos que olvidaron las inundaciones de Pakistán, el lodo tóxico que asesinó al azul del Danubio, la resurrección del chapapote bañista del Golfo de México y que, a costa de BP y de la ausencia de un "Nunca Mais", se propalaba mientras un puñado de insensatos (entre ellos quien suscribe esta crónica) salía a una Huelga General que ciertos dirigentes de la oposición gürteliana tachaba como "insensata" para este anclado siglo XXI.
Monstruo de papel
no sé contra quién voy
¿o es que acaso hay alguien más aquí?
Se preguntaba Antonio Vega en este mundo descomunal donde se insinuaba reinar la fragilidad, el olvido y el abandono en una lucha de gigantes donde los pequeños también luchaban. Desde las jaimas de nuestras ciudades se defendió la labor de los periodistas, se condenó el asalto al campamento de la paz que resistía en un desierto sin principito. Algunos aplaudieron y apoyaron a Garzón que fue mandado al exilio del olvido por querer abrazar la memoria y abrir los crímenes del fantasma de Franco. Y el Cablegate -el Watergate de nuestra década- de la Wikileaks brindó recordar cosas ya conocidas y estudiadas, sentenciar con contundencia que vivimos en una Gomorra, en un universo ignominioso que solamente puede ser erradicado mediante un manual de instrucciones de Alan Moore, la devolución de las obras de Marx, Zizek y Bensaïd a los escaparates de la calle Preciados.
"El ronco del Albaicín" sueña una leyenda del tiempo. |
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño
el sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero
Se escuchó. Como en aquel ilusorio estadio en medio de la oscuridad africana, se volvió a escuchar que el sueño va sobre el tiempo que puede ser oscuro, terrorífico o rojo, gracejo constante, alivio vivo frente a la muerte. Aquel año era posible soñar mientras otros morían en la leyenda del tiempo.
Se escuchó. Como en aquel ilusorio estadio en medio de la oscuridad africana, se volvió a escuchar que el sueño va sobre el tiempo que puede ser oscuro, terrorífico o rojo, gracejo constante, alivio vivo frente a la muerte. Aquel año era posible soñar mientras otros morían en la leyenda del tiempo.
Comentarios
Sí... definitivamente debo volver a leerte, W.
:)
Y Corso, mejor que mayor es ser Peter Pan, jajaja. Pero no, en serio, me alegra que te haya gustado.
¡Salud y optimismo!
¡Besos y feliz año nuevo! ;)