#43 Caparezza - Vengo dalla Luna (2003)

"Non mi prende che di striscio
la tua fiction
e piscio sul tuo show
che fila liscio come il Truman
Ho nostalgia della mia luna leggera
ricordo una sera
le stelle d'una bandiera ma 
era una speranza
era una frontiera
era la primavera di una nuova era 
era 

No! 
è una proposta inopportuna
tieniti la terra uomo
io voglio la luna"

- Caparezza, Vengo dalla luna, en su álbum Veritá supposte (2003)




    La laxitud mental, su velocidad latente como correspondiente, intentaban ocultar los peldaños desgastados de los días, semanas, meses, años, lustros, décadas de un siglo bisoño como era el XXI. Los ausentes, los confinados tras relucientes pantallas o practicantes del yoga sin móvil y sentados en postura de flor de loto sobre un campo alterado a su medida y consultado por su horóscopo, promovían el corte de oreja de Van Gogh. Buscaban y practicaban inflarse los mofletes con una munificencia igual de artificial que su campo de visión y sus almanaques, asegurados e hipotecados de por vida. Quemaban carreras en sus cuadriláteros y ansiaban viajes de recompensa y pagados por países que eran incapaces de localizar en un mapa. Agarraban bolsas ultracongeladas sin mirar su lugar de origen, siquiera su fecha de caducidad. Devoraban sushi o pizzas mientras un pescador en Senegal practicaba la pericia de sobrevivir comiendo los restos de su venta, hervida, cinco veces a la semana. Sus preocupaciones eran los titulares de los noticiarios que, napados, se consumían en el almuerzo para enaltecerlos como triunfo y evidencia de una comunicación con su pareja que se perdió en el altar. Y olvidaron las sombras como las luces, entremezcladas: el Prestige, la guerra de Irak, los muertos de Brindisi, Taranto, la región de Puglia, el atentado en Mogadiscio, Charlie Hebdo, la masacre ultraderechista en Oslo, el Movimiento 15-M, la Primavera Árabe, Sri Lanka, la quema del Amazonas, Fukushima... Quienes abanderaron banderas -si las abanderaron- las abandonaron. De pronto, zalamería cronometrada para la gestación de una familia encuadernada sobre un perfumado mueble. 

    Empero, miríadas de estrellas, había habitantes que no tenían más tatuajes que el recuerdo y la voluntad heredada de Gramsci. Los que no se cortaban el cabello en una peluquería, los que devoraban libros con el puño inalterado; quienes no alteraban el discar de temas ya pertenecientes a su ADN ni traicionaban a su ideario. Quienes, quizá más solos, seguían siendo íntegros. Porque sabían que ellos eran y querían la luna. 

Comentarios

nmj.graphiteart ha dicho que…
Es demasiado bueno, si de algo bueno se puede decir que es "demasiado", claro...
Diebelz ha dicho que…
Caparezza es de los pocos raperos -quizás el único- que considero de una carga literaria y combativa brutal. Me ha costado seleccionar un solo tema suyo. Pero éste sigue tan vigente como por aquél entonces...

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