Ennio, il maestro (2021)

«Io sono fatto di tutto quello che è la musica che ho studiato.» 

 - Ennio Morricone, en "Ennio, il maestro", de Giuseppe Tornatore, 2021


500 partituras cinéfilas para una memoria colectiva 

        La amistad, el amor como admiración fraguada entre el cineasta Giuseppe Tornatore y su eterno compositor, son los elementos previos e indispensables para entender el motivo de su última obra: Ennio, il maestro (2021). Poco importa entonces la apuesta del director siciliano por el formato convencional del documental, el estirado y desmesurado repertorio de alabanzas con sus exageradas proclamas panegíricas. Porque la cinta que planea sobre los espectadores con el peligro de petrificarse en una hagiografía insulsa, hueca, halla el equilibrio requerido para convertirse en lo que es: el digno tributo hacia la figura y obra de quien se sienta en un sillón azul portando un pullover rojo y sonriendo, desde el centro neurálgico del espacio, a la cámara: Ennio Morricone (1928-2020).  


        Semejante a un epílogo extraviado, el director de filmes como Cinema Paradiso (1988) o La leggenda del pianista sull'oceano (1998) coloca al prolífico como virtuoso compositor romano en el núcleo del documental, erige su voz y su propio testamento sobre las voces colaterales que emergen durante el metraje. Tornatore omite la morbosidad implícita de nuestros días donde se busca desvelar la privacidad, los rumores, la polémica. La cámara rueda y el público tanto familiarizado como neonato descubre la distinguida faceta camaleónica y estajanovista de Ennio Morricone, la razón de su inconmensurable obra, así como su innegable relevancia en la Historia del Cine de gran parte del siglo XX como inicios del XXI relatada por él mismo. Tornatore se distancia, enfoca al compositor que hizo del ruido música y acompaña su historia con las imágenes y las composiciones de su obra. Lo vemos tarareando, sus manos conduciendo notas en el aire, estremeciéndose al recordar a su maestro Petrassi, riendo con timidez cuando le asaltan los recuerdos. 


       El documental, carente de riesgo, corrobora el valor de llamarse Ennio Morricone, músico que abandona su ambiente natural, se desliza  arreglando piezas de la canzone italiana (Gianni Morandi, Gino Paoli o Miranda Martino) para descubrir el sentido de su creación en un cine total. Precisamente este aspecto, la relación Morricone-Cine, es el tuétano del metraje. Aunque reducido a una retrospección de sus piezas más célebres y que supone un placentero revival para el espectador cinéfilo, Tornatore no desaprovecha la ocasión para incluir en la narración las características propias de las composiciones generadas por Morricone. Elude así el discurso técnico -quizá aburrido para el espectador- y lo suple con trailers, imágenes, comentarios capaces de dotar al documental con un cariz brioso. Con más de 500 partituras fue el compositor más prolífico del cine, capaz de introducir elementos bachianos o stravinskianos en un western con sonidos inusuales -como el sonido áspero del látigo-, o bien rematando, configurando los caracteres propios de los personajes que aparecían en la gran pantalla. Sus piezas, siempre eclécticas y prodigiosas, coherentes con el film, suplían palabras, silencios, ruidos. «Es absolutamente necesario comprender también lo que no se dice en la película», recordaba Morricone. «No solamente lo que se dice, sino lo que significa la película, lo que ésta quiere dar a entender por encima de las situaciones objetivas que se ven. Aparte de lo que se ve, siempre hay un significado subyacente y es eso precisamente lo que la música tiene que hacer aflorar». Sin embargo, su música era capaz de absorber una película entera o hallar tal simbiosis en la creación artística que sus melodías ya sonaban durante el rodaje o alteraban el guión preconcebido. 

        Todo y más se puede contar sobre un compositor cuya obra incluso abandonó la pantalla para convertirse en pieza de la memoria colectiva, reproducida por músicos, anuncios de televisión o bien por cualquier espectador que ha experimentado ese inefable momento de éxtasis o estremecimiento percibiendo su música. Y eso lo sabe Tornatore cuyo metraje se dilata más allá de dos horas. Y poco es para una persona que, cual en el rinascimento, elevó -junto con Max Steiner, Nino Rota o John Williams- al compositor de cine a la categoría de artista, abandonando así el anonimato propio del artesano. 
         

FICHA TÉCNICA 
Título: Ennio, il maestro
Año: 2021
País: Italia
Duración: 156 min. 
Dirección: Giuseppe Tornatore 
Guión: Giuseppe Tornatore
Fotografía: Giancarlo Leggeri, Fabio Zamarion
Música: Ennio Morricone 
Intervenciones: Ennio Morricone, Quentin Tarantino, Clint Eastwood, Oliver Stone, Hans Zimmer, Terrence Malick, John Williams, Wong Kar-Wai,  Dario Argento, Bernardo Bertolucci, Quincy Jones, Giuseppe Tornatore, Bruce Springsteen, James Hetfield, Roland Joffé, Marco Bellocchio, Lina Wertmuller, Carlo Verdone, Phil Joanou, Joan Baez, Enzo G. Castellari, Mike Patton, Mychael Danna, Liliana Cavani, Laura Pausini, David Puttnam, Vittorio Taviani, Giuliano Montaldo, Gianni Morandi, Roberto Faenza, Nicola Piovani, Mario Caiano, Paul Simonon, Claudio Mancini, Zucchero, Pat Metheny, Ornella Vanoni, Silvano Agosti, Alessandro Alessandroni, Dulce Pontes, Caterina Caselli, Franco Migliacci, Edoardo Vianello, Franco Piersanti, Federico Savina, Gilda Buttà, Enrico Pieranunzi, Fausto Ancillai, Miranda Martino, Tonino Poce, Sergio Bassetti, Boris Porena, Ettore Zappegno
Productora: Coproducción Italia-Bélgica-Japón; Piano b Produzioni, Gaga, Potemkino, Fu Works, Blossoms Island Pictures, Eurimages

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