Takiji Kobayashi - Kanikosen

—¿Cómo que si al menos supiéramos cuándo nos van a matar? ¡Tonto! ¿Y cuándo va a ser eso? ¿Acaso no te están matando ya? Poco a poco. Esos lo hacen muy bien. (…) Su objetivo, su verdadero objetivo, es hacernos trabajar al máximo, exprimirnos y sacarnos el jugo tanto como puedan para obtener ganancias enormes. Nos lo están haciendo cada día. ¿Qué te parece eso? Como una hoja de morera que se van comiendo los gusanos de seda, nos están matando. 

- En Kanikosen, de Takiji Kobayashi, 1929


    Suponer la inoperancia de ciertas obras artísticas mediante el destierro intencionado al nefasto compartimento del olvido, suele ser un cálculo erróneo bastante común. El frecuente uso de críticas ramplonas, marcos algorítmicos y cánones a modo de censura atemporal han demostrado, en más de una ocasión, su ineficacia y porosidad frente a obras cuya fuerza argumental y estética son imposibles de ahogar, experimentando además un revival inusitado que incluso escapa de toda supuesta lógica de mercado o discurso oficial.        

    Muestra de ello es la obra Kanikosen, del autor japonés Takiji Kobayashi (1903-1933). Pese a que fue publicada por primera vez en 1929 y padeció en más de una ocasión la censura como el ostracismo literario, supo reponerse intermitentemente décadas después para finalmente, cruzando ya el umbral del tercer milenio, refulgir con tal robustez que hasta su renacimiento es ya conocido como el Fenómeno Kanikosen. Un boom de traducciones, reediciones y ventas de la obra, así como una adaptación al manga y a la gran pantalla por segunda vez -ya existía un film homónimo dirigido por So Yamamura en 1953- situaron esta en apariencia anecdótica pero indeleble novela proletaria de nuevo en el foco de atención. Parte de este éxito, quizá, se consagre no solamente a su estilo narrativo, conciso y directo, sino también a su poderío argumental que opera a modo de fábula sobre el capitalismo y sus efectos nocivos. 

     El relato, inspirado en un hecho real, trata sobre un pesquero que faena en las gélidas aguas de Kamchatka, escoltado junto con otros pesqueros por la Armada Imperial Japonesa. Pero la tripulación, heterogénea en cuanto a procedencia y condición social, se ve mermada ante la explotación y el abuso de poder ejercido por parte de la empresa pesquera hasta tal punto que comienza a planear sobre ellos la idea de una revuelta. Con una voz coral carente de protagonistas, Kobayashi se sirve de este hecho para subrayar las condiciones infrahumanas y la feroz violencia perpetrada por el capitalismo en un entorno tan hostil y fuera de la ley como es el mar. La agonía y la sensación de impotencia y desesperanza cobra así mayor énfasis en una embarcación fantasmagórica, símil de una prisión flotante, de una fábrica en llamas y a la deriva. Pero también supone ahondar en la idea primigenia de la solidaridad, de la urgencia por la lucha organizada pese a todos los embates y desasosiegos, adversidades y contraofensivas presentadas por el perpetuo capitalismo. Siguiendo la estela del realismo socialista representado en su día por autores como Máximo Gorki, Kobayashi exhibe una narración cuyo protagonismo recae en el colectivo, omite la introspección del individuo y busca una empatía en el lector surgida desde las condiciones objetivas enmarcadas en el materialismo. Esboza, además, con una línea clara el perfil devorador de un sistema como es el capitalismo y que supone uno de los aspectos mejor logrados en su relato. Así las cosas, Kanikosen no es una obra totalizante, siquiera magistral -que tampoco pretende serlo-, pero sí lo suficientemente ágil e inquieta, nítida como para volver a atraer la atención de unas generaciones distantes en el tiempo que demandan una literatura combativa ante la desazón todavía patente en nuestros días.  

Comentarios

nmj.graphiteart ha dicho que…
Hola, gracias a esta publicación conocí el libro y pude leerlo. Un millón de gracias. Una maravilla 😌
Diebelz ha dicho que…
Nada. Me alegro y espero que te haya gustado la lectura. Gracias por el comentario y espero que todo bien. Un saludo ;)

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