Final de año

 

Ni el pormenor simbólico 
de reemplazar un tres por un dos 
ni esa metáfora baldía 
que convoca un lapso que muere y otro que surge 
ni el cumplimiento de un proceso astronómico 
aturden y socavan 
la altiplanicie de esta noche 
y nos obligan a esperar 
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera 
es la sospecha general y borrosa 
del enigma del Tiempo; 
es el asombro ante el milagro 
de que a despecho de infinitos azares, 
de que a despecho de que somos 
las gotas del río de Heráclito, 
perdure algo en nosotros: 
inmóvil, 
algo que no encontró lo que buscaba.

- Jorge Luis Borges, 1923


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