Uzak


Yusuf (Emin Toprak) exhibe la distancia entre el pasado aplastado por una blanquecina, edulcorada mortaja y sus sinuosos como cálidos pasos abocados a un futuro incierto en la ciudad a orillas del Bósforo. Allá, donde los latidos enredan sus cruces bajo la vigilia de los orantes minaretes y el graznido de las gaviotas, Yusuf es acogido en la casa de su primo Mahmut (el genial Muzaffer Özdemir), un fotógrafo convidado a latir en silencio y pernoctar con sus recuerdos. Con su distinguido rostro apenado le abre la puerta, le ofrece un rincón en su apartamento y le regala una llave para la convivencia mientras el joven obrero busca un trabajo lejano, acaso en un barco inquieto por zarpar hacia ilusiones. Pero una mañana Mahmut despierta sus párpados entre las sábanas, contempla la imperceptible nevada que devora al tiempo sin piedad. Yusuf, con su cabello humedecido por la nevada, exhalando nubes de incertidumbres, se arrima al Bósforo y emprende la búsqueda de un ensoñado barco que no haya caído en la desgracia de haber sido encallado. Pero esta búsqueda -tanto de Mahmut en su pasado, como Yusuf en su futuro- se acomete en un lugar inaccesible para muchos; en el interior de ellos mismos.

Mahmut contemplando la lejanía.
Sin embargo, gracias a la cámara del célebre director turco Nuri Bilge Ceylan el espectador será capaz de adentrarse en sus anhelos, tormentos, deseos y pasiones. Mediante la simple mirada puesta en escena de manera magistral, empleando una fotografía sobrecogedora y envueltas en una atmósfera natural -y por tanto enigmática-, Ceylan nos muestra una obra donde se reflexiona no solamente sobre el transcurso del tiempo, sino también sobre las difíciles relaciones entre las personas, la soledad y los destinos, rumbos que se eligen durante una vida. Mediante la pulcra mirada se podrá entender el vacío de Mahmut, el dolor acometido a su amante (Nazan Kirilmis) por todavía permanecer, con los ojos enrojecidos, pensando en Nazan (Zuhal Gencer), en esa condena que nos recordaba Naguib Mahfuz en una de sus célebres obras: deberíamos olvidar el pasado, pero es lo único que tenemos. O acaso los anhelos, deseos incumplidos y rondados por Yusuf en las atosigadas calles, en los parques acariciados por la brisa transportada por el Bósforo.

Uzak (Lejano) es, sin duda, pura poesía. Siguiendo la brecha abierta por Andrej Tarkovsky -al cual rinde homenaje en algunas secuencias de este filme-, Ceylan sigue siendo uno de los escasos cineastas capaces de evidenciar que mediante la belleza se puede relatar historias de profundo calado. Acaso incomprendido o minosvalorado, Uzak es belleza, melancolía, tristeza, espejo o cuadro hiperrealista de nuestros latidos, exhibidos tal y como somos.







Título: Uzak (Lejano)
Año: 2002
País:Turquía
Dirección: Nuri Bilge Ceylan
Guión: Nuri Bilge Ceylan
Música:Erkan Aktas
Fotografía: Nuri Bilge Ceylan
Reparto: Mahmut (Muzaffer Özdemir), Yusuf (Emin Toprak), Nazan (Zuhal Gencer), la amante (Nazan Kirilmis).
Producción: NBC Ajans 

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