#22 Vicente Amigo & Blas de Córdoba - Ciudad de las ideas (2008)


Sé que las palabras se las lleva el aire, que las mías se las lleve hasta tu calle.

Una doblada cintura escapular abriga un cándido ayeo. Embiste, con tibios balanceos, el regreso hacia la opaca vera. Huye de su retina la ruina de un afónico enjambre, apenas alumbrado por insípidos panales; desatiende al ronquido de los coches, al retrato que barniza la luna desde un azulado balcón. Lame humaredas, cincela el aire con grises hebras incapaces de despegar la gelifracción que padece el callejón. Y de su bolsillo extrae una mano capaz de posarse sobre su caja. Percibe su jondo fanal, flor flambeante que cubre bajo su pordiosero abrigo. Apaga el paso. Pétreo, levanta su rostro apagado frente al tiritar de los claveles noctámbulos. Extiende un brazo, distancia a la soleá por un instante de su parte. Se arruga y aflorece su cante vivo, aliento de la muerte. Le suplica a la quebrada luna una limosna que nunca le rociará desde el cielo. 


Lo sabían los astros cuando latía un tiempo en mi reloj. Los insensatos éramos cantaores incapaces de regentar el jardín de la Alhambra. Los miedos tan solo podían descansar con la muerte. Y en la espera, tan solo se era cante azulado. 







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