Anatomía de una nevera
Suele acontecer con una frecuencia semejante a los eclipses lunares. Quizás movido por la pereza se estira tanto ese momento en que uno tiene que hacer una limpieza a fondo de la nevera, ente que ronronea por las noches y custodia en sus entrañas la quimera del gourmand; lugar que alberga una luna llena que alumbra cuando fenece la oscuridad.
Siempre me ha parecido un objeto propicio para la poesía. ¿Acaso no se asemeja a un afinador de quienes delegan en ella sus estaciones de ánimo? O bien podría ser un altímetro cuya función es señalar la situación económica, quizás de salud o bien las prioridades del paladar; quizás un electrodoméstico capaz de esbozar la identidad de uno o varios individuos. Nos revela mucho un frigorífico que aloja solamente cervezas y medio limón suspirando su final; o que custodia multitud de tuppers o cierta gama de productos, sean precocinados o eco-friendly.
Claro que un personaje propio de Manuel Vázquez Montalbán como es el detective Pepe Carvalho no dejaría tampoco pasar por alto otros productos que fueron emergiendo de la nevera: salsa japonesa Tonkatsu, salsa de ostras, Kimchi, mostazas de Renania o de la propia Dijon, una botella de un litro de salsa soja...Todo apuntaba a un gusto por platos asiáticos. También el tubo de salsa Harissa o la conserva de passata di pomodoro como las aceitunas Kalamata o el queso Feta, no daban lugar a dudas de una inclinación por platos exóticos de otros lugares. "Y menos mal", pensaría el detective ficticio como barcelonés, "que no limpiamos la despensa". Sí, estaban en lo cierto: era, soy culpable.
Lo cierto era que este lavado acometido contra la nevera dibujó un perfil bastante fidedigno del gourmand. A excepción de un tupper de una crema de alubias blancas y pimiento piquillo del día anterior -que ya dice también mucho de sí- apenas había productos precocinados, algo propio de quien cocina diariamente, así como el orden establecido. Pero es cierto que la nevera delata a quien le gusta comer bien y su estado anímico. Quizás en épocas anteriores la nevera no se asemejaría a cómo la encontré ahora. Parece propia de una persona tranquila, solitaria, que siente placer por las pequeñas cosas de la vida y tiene cierta estabilidad económica.
El lector se preguntará, tras leer esto ,"qué mierd..." mientras abandona la página y se va a la cocina. Pero, ¿no le albergarán las mismas preguntas mientras explora qué posee en la nevera? Posiblemente se dirá que no. Sin embargo, ¿qué explica la presencia del Ketchup en tu nevera?
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