Macha y el Bloque Depresivo: 100% lúcidos

    Débil ya el harinoso fulgor de la tarde que precede a los últimos lengüetazos anaranjados, proyectados sobre oscuros edificios, el día se apaga. Percibes el Efecto Doppler en una sirena, alejadas bocinas, un rumor de susurros apalabrados simulando al oleaje lejano; la cálida brisa que anuncia la noche. Una botella terciada, un grisáceo vaho, la cálida luz recortando las figuras con sus respectivas sombras. Y entonces alguien combate la negrura del escenario milenario con tibias rancheras, un surtido de canción cebolla, valses peruanos y boleros aderezados con cumbia. Tomen asiento y apaguen sus móviles: empieza el concierto...


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