An elephant sitting still (2018)

septiembre 25, 2023

An elephant sitting still (2018)

«A veces, al fumar, la piel de los labios se pega al filtro y deja una mancha de sangre. ¿Lo ves?»

- Yu Cheng, en An elephant sitting still, 2018

El mundo es un páramo

Discurren tiempos disímiles aunque posean un franqueo semejante a épocas congregadas tras nuestras espaldas. Al menos había un sentido de historicidad, un pálpito de incredulidad sana envuelta en relatos y mitos, incluso algo de vana esperanza, moldeada como proyectada desde el temple de la atemporalidad en sus múltiples formatos. Sin embargo, contemplamos el triunfo del descreimiento, el avance del capitalismo de estado y la desorientación común a todos los niveles de una población cuya mirada apetece asumir la apocalipsis frente a la todavía inexplorada utopia.

An elephant sitting still (2018), del director chino Hu Bo, muestra este estado de desarme y desaliento global que seguramente suscribiría Mark Fisher. Proyecta el transcurso de un solo día con varios personajes que no solamente representan las diferentes etapas de la vida, sino también el propio tiempo y su estado de parálisis y aprisionamiento en una ciudad posindustrial perdida en el norte de China, helada y gris como el reflejo de sus átonas pulsaciones. Tanto los jóvenes Wei Bu (Yuchang Peng) y Hunang Ling (Uvin Wang), como el viejo Wang Jin (Congxi Li) o el pequeño delincuente Yu Cheng (Yu Zhang) presentan un estado de constante abatimiento y desdén. A sus costados, incluso en sus propias familias, solamente hallan cinismo, rechazo, ira contenida, egoísmo y el sentido de comunidad y amor en un estado avanzado de descomposición. Con evidentes reminiscencias al cine de Béla Tarr o a los primeros filmes de Jia Zhangke, Hu Bo arma un filme desolador, aunque también apuesto por captar ángulos insondables con el empleo de una narrativa ontológica como visual inusual y arriesgada que, sin duda alguna, representa el momento histórico que atravesamos en este siglo XXI. Con unos planos secuencia acordes a la tensión, sus personajes mccarthianos de espaldas frente a un trasfondo borroso donde la acción y el diálogo fluye, así como una banda sonora regida por el grupo Hualun con piezas que remiten al deseo del pasado aún por desear, Hu Bo presenta una cinta evocando al noir, moderna e insolente, como la violencia y la desesperación que subyace oculta en una sociedad presa por un nuevo capitalismo tardío y feroz.

Con todo, y pese a la fetidez del ambiente y los gélidos como desnortados pasos albergados en An Elephant sitting still, el filme deja una puerta entreabierta para comprar un billete a Manzhouli. O al menos para apagar la pantalla y pensar en aquel elefante y en la posibilidad de la huida. Como decía Wei Bu: «vamos a echarle un vistazo». Porque nunca se sabe, incluso en la certeza del vencido.