Tres cuartos de cuartilla para Manolo: Drôle de guerre
De no ser por ciertos oftalmólogos, seguiríamos errando ciegos como los protagonistas de una novela de José Saramago. Gracias a Slavoj Žižek, por ejemplo, algunos ya ven con mayor nitidez el estado del mundo que solo presentían sombrío. Así las cosas, la Tercera Guerra Mundial que un Joaquín Sabina sin su acostumbrada voz ajada afirmaba cantando que «ya está aquí», no es un calco de su predecesora. Aunque ciertos fascistas esquizofrénicos afirmen ver comunistas y violentos izquierdistas por doquier, cual fantasmas semióticos extraídos de algún cuento de William Gibson, lo cierto es que brillan por su ausencia. Porque hasta simpatizantes o nostálgicos de la izquierda se preguntan lo mismo, asemejándose a Bruce Willis en el Sexto Sentido: ¿dónde está esa izquierda que ves? ¿Se encuentran ahora en esta habitación?
La nueva correlación de fuerzas a nivel planetario no estriba en el choque frontal entre derecha versus izquierda, sino en una pugna entre la extrema derecha autoritaria y la democracia liberal. En franca desventaja y ya algo tocada, la Unión Europea se sitúa cercada por regímenes autoritarios como Rusia, India y China, adhiriéndose ahora sus nuevos criptobros made in USA o rescatando del ostracismo a los hermanos frikis de Corea del Norte. Los tipos malos no sueñan solamente con llegar a la edad de 150 años, sino en repartirse el mundo también. Y claro, «el jardín europeo» es un botín demasiado suculento: tú a Polonia y yo a Groenlandia.
¿Fatalismo? ¿Una visión desvirtuada de la realidad? Pete Hegseth, reencarnación de Major T.J. “King” Kong, habla desde su renombrado Departamento de Guerra (antes de Defensa) de una época de «guerra letal». Incumpliendo y difamando tanto a convenciones como organizaciones internacionales, EE.UU., embrutecida y paranoica, lanza misiles sobre Irán, participa en misiones “letales” en Yemen o despliega su flota en aguas del Caribe para hundir o registrar embarcaciones venezolanas. Corea del Norte ha recibido recientemente los ataúdes de sus héroes caídos en Ucrania donde lucharon junto a los rusos. La India de Modi bombardeó Pakistán y ya se hablaba de «Guerra Total» antes de llegar a un cese de las hostilidades in extremis. Israel, cuyo inconsciente colectivo requiere de una urgente terapia de choque, se ha abalanzado hacia la siempre evocada «Guerra Total» con frenesí, atacando al Líbano, Yemen, Irán y aniquilando a los miembros de la mesa de negociación por la paz sentados en Qatar. Ahora, no es un punto y aparte, sino un punto de inflexión el genocidio en Gaza que hay que abordar con profundidad.
Aunque muchos se sepan de carrerilla ciertos pasajes históricos, tales como el inicio de la II. Guerra Mundial, nunca está de más recordar aquella drôle de guerre (guerra de broma) consistente en no tomarse en serio -o de broma- las actuaciones de Hitler. Según franceses y británicos, todo parecía muy surrealista y aunque declararon la guerra a la Alemania Nazi tras la invasión de Polonia, apenas actuaron durante los ocho meses posteriores donde vieron desaparecer, primero a Polonia, y después al resto de países occidentales del mapa. Y como en los mejores cuentos de Esopo, ya todo era demasiado tarde.
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